No invoco tu nombre en vano.
Cuando sujeto al corazón la espada
cuando aguanto en el alma la gotera
cuando por las ventanas
un nuevo día tuyo me penetra
soy y estoy en la luz que me produce
vivo en la sombra que me determina
duermo y despierto en tu esencial aurora:
dulce como las uvas y terrible
conductor del azúcar y el castigo
empapado en esperma de tu especie
amamantando en sangre de tu herencia
Neruda
Gran poema, y todo un personaje Don Pepe Mujica.
ResponderEliminarBesos.